Construir una nueva mirada hacia la infancia para posibilitar culturas de aceptación y respeto hacia nosotros, nosotras y el entorno.
Cambiar, mejorar la imagen que la cultura adulta tiene de las niñas y los niños, hasta que se considere la participación y el bien-estar-sentir de la infancia en lo social como parámetro o medidor de calidad de vida adulta.